57° Congreso Nacional de Asociaciones de Enólogos en
    Montesilvano (Pescara)
    Viernes 7 Junio 2002

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    del: Enólogo. Paolo TRAPPOLINI " POR QUÉ ESTAMOS A FAVOR DEL TAPON SINTETICO.."
    - PUBLICADO EN LA REVISTA "L'ENOLOGO" EN SEPTIEMBRE DEL 2002 -



    Paolo Trappolini


    PREAMBULO
    PREMISAS
    EL PROBLEMA
    LA NECESIDAD
    LA INVESTIGACION
    LOS RESULTADOS
    SU USO
    EL IMPACTO CON EL MERCADO
    LA SITUACION DEL ARTE
    ASPECTOS ECONOMICOS
    CONCLUSIONES


    •PREAMBULO
    Soy enólogo y no investigador, por tanto mi aportación a este artículo se basa sobre la experiencia madurada en la empresa donde trabajo y concierne al aspecto técnico, práctico y comercial relativo al uso del tapones sintéticos.

    He pensado en fijarme en esta alternativa porque, como consumidor de vino, me disgusta encontrarme con el clásico gusto a tapón, sobretodo si los vinos en cuestión son míos.

    El corcho es un producto natural, y como tal, puede dar problemas ligados a múltiples factores.

    Por este motivo hay una tolerancia sobre la defectuosidad de los tapones, declarada por los productores y aceptada por los usuarios.
    Muy a menudo, esta tolerancia se supera ampliamente.

    •PREMISAS

    Dirigiendo mi atención principalmente a la salvaguarda de las características del vino, he intentado analizar los aspectos del tapón de corcho que podrían alterar la calidad.  Premisa indispensable es mi manera de ser fuertemente ligada al trinomio vino-vidrio-corcho, sea del punto de vista emotivo que del prácticamente técnico.

    Creo que el corcho contribuye a dar un encanto particular al vino y miro cada vez con atención y renovado entusiasmo, el ceremonial que se crea cada vez que se abre una botella.

    Técnicamente diría que el corcho (el bueno) es la forma de cerrado ideal para cada tipo de vino, ya sea una botella preciosa o una comercial.

    Su gran calidad está ligada esencialmente a las características físico-mecánicas que lo hacen idóneo al objetivo y por otro lado está certificado por decenas.
    El aspecto que me deja más perplejo es otro: Muy a menudo sus características químicas (a veces estructurales) son alteradas por los varios tratamientos que sufren en la fase de transformación.

    •EL PROBLEMA

    El problema es que hoy los tapones de corcho no siempre resultan seguros y ocurre cada día por varios motivos.
    Una de las causas a investigar en la continua y creciente demanda que siempre es satisfecha por la oferta pero utilizando materia prime a menudo de dudosa procedencia y que no responde siempre a los requisitos cualitativos mínimos.

    Por este motivo sufren un poco todos los tapones, pero sobretodo los de calidad baja y media.

    Excluyendo el uso de tapones de calidad inferior, en cambio hemos verificado que son menores los inconvenientes al analizar los márgenes de compra con valores superiores a 600 / 650 liras.

    Al hablar del problema, no me refiero tanto al gusto de tapón en sí , pero si a los defectos cedidos al vino por el tapón y que no se pueden reconducir al mismo.

    Cuando un vino sabe a tapón, efectivamente, se descarta, pero cuando el tapón altera el vino de otro modo (a menudo químicamente), el problema se hace mas grave y es difícil de individualizar.
    Muy a menudo se atribuyen defectos al vino que no son suyos.

    Los defectos mas o menos reconocibles, más o menos leves, a menudo apenas perceptibles solo para quien conoce muy bien ese vino.

    Defectos que son causados pero no atribuidos al tapón.

    De aquí la sorpresa del consumidor que, a veces, abriendo dos o más botellas del mismo vino, lo encuentra distinto uno de otro siendo de la misma partida y del mismo embotellamiento.

    Así nacen las dudas que se revierten a las bodegas, las cuales además de dañar el producto y la imagen también es penalizada por las críticas del consumidor.

    Por no hablar de todo el trabajo, el coste y el tiempo empleado detrás de cada botella de vino, que se arriesga a ser sacrificado a causa del tapón.

    No me olvidaré nunca de una degustación de hace unos años donde se compararon los que eran considerados los mejores merlot del mundo.

    Uno de los vinos representando a Francia era PETRUS (‘93) el vino más importante de la velada.

    Visto el alto precio solo se compró una botella.  Recuerdo como si fuera ahora el terror y la desilusión que hubo y que se leía en los ojos de los participantes cuando olimos que sabía a tapón.

    En ese caso se pagó por la botella 980.000 de las viejas liras.(98.000 Pts. Aprox)

    •LA NECESIDAD

    De aquí la necesidad de una tentativa de solución. En particular, a causa del aumento de los problemas ligados a los tapones utilizados en los vinos base, hace años, en la empresa, me encontraba obligado a buscar y valorar alternativas válidas al clásico tapón de corcho integral.

    Lo que tenía en mente era un tapón seguro y fiable, que no diera problemas olfativos, gustativos o técnicos, mejor con una buena relación calidad-precio.
    Teniendo en consideración todas las alternativas que el mercado ofrecía en ese momento, entre las que estaba el tapón de “silicona”.

    No escondo que mi acercamiento fue casual y con gran escepticismo. Nunca hubiera pensado que lo utilizaría.

    Lo consideraba descalificante para los vinos y para la imagen de la empresa. No idóneo para el uso que debería hacer, completamente extraño al mundo enológico, de difícil uso y dañino para el mismo vino.

    Estaba un poco confuso hacia las múltiples alternativas que sin embargo el mundo del corcho ofrece.

    Después de las primeras pruebas, noté con sorpresa que mientras que los vinos tapados con tapones integrales y técnicos, continuaban presentando problemas de varios géneros, los tapados con algún tipo de tapón “sintético” no tenían defectos o al menos no daban problemas que no tuvieran solución.

    •LA INVESTIGACION

    A la luz de todo esto, el efectuar una serie de pruebas con el objetivo de confrontación entre tapones integrales, tapones técnicos, tapones sintéticos y desde luego tapones “corona”.  Todos provenían de varios proveedores.

    El objetivo era el de apuntar con precisión el sistema de tapadura más idóneo para un vino joven, blanco y rojo, que hipotéticamente se debería consumir en 2-3 años.

    Para los tapones de corcho , integrales y técnicos, los controles que se hicieron fueron mecánicos y químicos.  En esencia controlamos los siguientes parámetros:

    - Peso del tapón
    - Dimensiones
    - Peso especifico
    - La cilindrez
    - La estética (parámetro puramente subjetivo e informado y sobre una muestra de referencia)
    - La calidad del sello
    - El porcentaje de poros presentes en la superficie y en la cabeza.

    - La absorción capilar del vino
    - La presencia de peróxido
    - Test organoléptico

    - Presión de tapadura
    - Fuerza de extracción
    - La elasticidad del tapón de la abertura de la botella.

    Tenemos también en cuenta el coste.

    En cuanto concierne a los tapones sintéticos, en cambio, siendo imposible de hacer todos los controles complejos y elaborados sobre la cesión de moléculas químicas dañinas para la salud del vino, nos fiamos de los resultados conseguidos en la universidad y en el centro de investigación encargados por varios productores.

    Los que nosotros hicimos en la empresa, fue repetir sobre el tapón sintético, todos los análisis realizados sobre el corcho.

    Obviamente dopo qualche controllo eliminammo test quali la porosità superficiale e di testa oppure l’estetica, introducendone però altri quali l’immersione del tappo, intero e tagliato, in soluzioni acide ed idro-alcoliche molto concentrate, per osservare se si verificassero alterazioni nella struttura o cessioni gustative anomale.

    En cambio ningún control se hizo sobre tapones corona utilizados para la tapadura de vinos de prueba.

    El protocolo preveía la cerradura de cierto número de botellas bordolesas de vino blanco y tinto, previo control del cuello de la botella, y de reabrir con cadencia periódica de las mismas, para la comparación química y organolépticas del vino.

    Puesto que el tiempo estimado de consumo del vino era de 2-3 años pero algunas botellas podrían ser conservadas más tiempo, nuestras pruebas fueron adelante durante 4 años (y aún continúan).

    •LOS RESULTADOS

    Hemos encontrado algunos datos interesantes.

    Es obvio decir que los vinos que quedaron inalterados son los que se taparon con tapón de corona (con alma de plástico o corcho).

    En cuanto a los diversos tapones de corcho, a parte de los test perfectamente conservados, aparecieron algunos más o menos alterados.

    Los defectos que mayormente volvían a aparecer, eran representados por la modificación del gusto del vino, exclusivamente en la comparación directa con las botellas tapadas con tapón corona.

    Los tapones sintéticos, en cambio dieron unos resultados muy deformes en varios proveedores y muy uniforme en los suministrados por unos productores en concreto.

    Los defectos encontrados en los tapone sintéticos se evidenciaron en pocos meses y principalmente fueron:

    - Dificultad de extracción del tapón del cuello de la botella.  Causada por una escasa plasticidad del tapón por lo que se necesitaba una fuerza excesiva.

    - Rotación del tapón en el cuello de la botella, o caída del mismo en el interior, su la presión ejercida con el sacacorchos era fuerte. Causa: una excesiva lubrificación del tapón.

    - Salida espontánea del tapón de la botella cuando esta era expuesta a fuertes fuentes de calor por tal de hacer aumentar el volumen del vino o por haberse usado en vinos demasiado espumosos (problema también encontrado en algunos tapones de corcho)

    - Mayor sensibilidad del tapón a la ralladura, en la fase de tapado de las botellas.

    – Oxidación del vino.

    – Cesión del gusto de plástico.

    -  Alteración del dibujo con el logo de la empresa.

    – Impacto psicológico “negativo” sobre las personas que valoran los vinos.

    Por lo que se refiere a la cesión de moléculas dañinas para la salud del hombre o al vino, como he anticipado, nos hemos fiado de la investigación hecha por otros que, sin embargo, no han sido evidenciadas.

    Soy consciente que la detección de algunas moléculas, hoy desconocidas, podría dar lugar a discusión, sea sobre el tapón de corcho o sintético.

    Aparte de estos resultados “desalentadores”, también hubieron resultados positivos.

    Se apuntó con precisión algunos tapones que no habían alterado la calidad del vino y que respondieron bien a nuestras exigencias.

    Empezamos a trabajar con estos.

    •EL USO

    Entretanto, puede que por un interés creciente, la industria empieza a moverse hacía esta nueva tecnología.

    Ya que la intervención sobre el sintético es mucho más fácil y veloz que la del corcho, se han investigado y probado en el mercado nuevos elastómeros de varios géneros que responden mejor a las exigencias del sector enológico.

    Aun no se ha dado a conocer la composición exacta de los diversos tapones, porqué es celosamente conservada por los productores.

    La materia prima para su realización, se basa esencialmente sobre el acetileno de vinilo inyectado sobre polietileno, sobre polipropileno y sobre resina elastomérica con la adición de varios expansionantes (tipo azodicarbonamida – a partir de almidón – o tipo endotérmico – a base de ácido cítrico y ácido carbónico).

    Sin embargo hoy, se producen tapones de densidad variable para una mejor elasticidad.

    Se han adoptado nuevos sistemas de lubrificación para reducir el deslizamiento.

    Los materiales usados resultan perfectamente neutros en relación con sabor y olor.

    Se han introducido nuevas tintas alimentarias para la impresión.

    Se ha aumentado la producción hasta el punto de hacer disminuir sensiblemente los precios, que al principio no eran bajos.

    En consecuencia también la empresa se ha debido adaptar a este género de tapones, embotellando, por ejemplo, los vinos más jóvenes y adecuando las máquinas.

    Es necesario para quién utiliza tapones tecnológicos, el uso de embotelladoras con sistema de vacío para evitar los peligrosos fenómenos oxidativos que obligarían al uso de una cantidad excesiva de SO2.

    •EL IMPACTO CON EL MERCADO

    En este punto nos hemos encontrado con un problema más grande, podemos decir rebajar al mínimo, hasta anular, la “negatividad” del impacto psicológico del consumidor frente a un tapón de “silicona”.
    Nosotros mismos nos decidimos rápidamente a “aceptar” un material tan lejano a aquel que formaba parte de nuestro “bagaje tradicional”, el corcho.

    Con este objetivo, después de una atenta y larga valoración, en 1996 decidimos probar estos tapones en el mercado.

    Organizamos una degustación entre 52 enotecas y restaurantes italianos y tres restaurantes extranjeros.

    La metodología adoptada fue dar a probar al cliente el mismo vino tapado con silicona y con corcho, pidiendo un parecer cualitativo antes de revelar la diferencia sustancial.

    Además dimos a los clientes un cuestionario a rellenar, donde se les pedía, entre otras cosas, su opinión sobre el uso de tapones de silicona.

    El coro casi unánime fue contra el tapón sintético.
    Pocos estuvieron a favor, y algunos no tomaron posición.

    Nuestra prueba estaba acabada.  El mercado no estaba preparado para aceptar los nuevos tapones.

    Debíamos recurrir a cualquier ruta alternativa.

    En aquella ocasión embotellamos poco menos de 5000 botellas de vino BLANCO AVIGNONESI y algo de ROSSO AVIGNONESI.

    No era una cantidad importante, sabíamos que lo venderíamos, pero también podía no ser así.

    Ese vino fue todo a parar a Alemania.

    En pocos meses: la sorpresa: De Alemania llegaron solicitudes de vino tapados con tapón sintético.

    En este punto, nos esforzamos en hacer las entregas con particular atención para resaltar el uso de estos tapones.

    Adoptamos, colores llamativos además de una cápsula sobre las botellas que certificaba el uso del tapón “PILLO” (nombre dado por la empresa al tapón sintético).

    Sucesivamente, utilizamos cápsulas transparentes sobre botellas blancas para mostrar el tapón amarillo.

    No podíamos pensar en una imitación del tapón de corcho.

    La diferencia existía y debía hacerse evidente.

    Desde ese momento, Alemania en cabeza y los otros países, incluida Italia, empezaron a preferir, en un número creciente, las botellas tapadas con tapón sintético más que con tapón de corcho.

    Durante un año ofrecimos a nuestros clientes la posibilidad de escoger libremente el tipo de tapón.

    Cuando las solicitudes de tapón sintético superaron a las de tapón de corcho, decidimos de forma definitiva eliminar el corcho.

    Probablemente tal elección habrá causado la pérdida de algunos clientes, pero no es un dato cuantificable.

    En cambio, los tres vinos sobre los que se adoptó el PILLO, han incrementado las ventas, y no han sido motivo de reclamaciones por parte de los clientes.

    •LA SITUACION DEL ARTE

    Hoy en Italia las ventas de tapones sintéticos giran alrededor de las 200 millones de piezas (datos obtenidos de un productor relativo al año 2001).

    En la bodega donde trabajo, se embotella cerca del 50% de la producción total e interesa a los vinos distribuidos en el interior de una franja de mercado, refiriéndome a precios de bodega, que oscilan entre 7 y 9 euros.

    Los vinos son:
    _ BIANCO AVIGNONESI I.G.T. Toscana,
    _ ROSSO AVIGNONESI I.G.T. Toscana,
    _ ROSSO DI MONTEPULCIANO D.O.C.
    (a dimostrazione che viene utilizzato anche sulle d.o.c.)




    La introducción en el mercado, no ha suscitado ninguna reclamación por parte de los clientes ni de los importadores.

    Hemos resuelto muchos problemas de almacenamiento.

    Conseguimos controlar los costes que no solo no están creciendo continuamente, sino que además sufren ligeras oscilaciones a la baja.

    Estos tapones no han sido adoptados para vinos de una franja alta por varios motivos:

    1. Porque algunas ordenes de producción, como el Vino Nobile de Montepulciano, lo prohíben.
    2. Porque no teniendo nosotros experiencia de uso de estos tapones superiores a 9 años, no podemos garantizar la validez sobre los vinos que podrían ser consumidos después de este periodo.
    3. Porque la incidencia de defectos del corcho es mucho menor que sobre esos tapones extremamente costosos que se usan para estos vinos.
    4. Porque, si bien es cierto que una parte del mercado ha aceptado estos tapones sobre vinos de franja media, que a menudo se sirven por vasos, no estamos seguros que el mercado de “alta gama” sea tan maduro.

    En la empresa, estamos haciendo pruebas también en los vinos mas importantes desde hace años para usar en breve si se presentara la necesidad.

    •ASPECTOS ECONOMICOS

    Muy a menudo hemos estado acusados de haber adoptado estos tapones para ahorrar.

    No es así.

    Su coste, en efecto, al menos al inicio, no era menor que el precio de los tapones de corcho.

    Hoy se pueden encontrar tapones mas económicos, pero cuidado con los resultados.

    El hecho de que se hable de tapones sintéticos, no significa que sean los únicos válidos.

    Aunque en este ámbito, en efecto, hemos notado la floración de productores que ensalzan excelentes cualidades pero que a la práctica podrían crear problemas.

    •CONCLUSIONES

    En conclusión, sobre la base de mi modesta experiencia en la bodega,  opino del tapón sintético que es una alternativa muy válida al tapón de corcho, sobretodo para los vinos de franja baja o media.

    Se debe tener claro el escoger con mucho cuidado entre las alternativas que proponen actualmente y previo a las verificaciones hechas en la bodega.

    Además espero que el uso del tapón sintético, que hoy resta al mercado más tradicional, estimule a los productores de corcho a mejorar la calidad y la seriedad de sus productos.

    Paolo Trappolini.



    La bodega AVIGNONESI SpA ha escogido SUPERCAP®

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